Empiezan a incrementarse las urgencias pediátricas con los síntomas habituales en los niños en esta época del año y la cuestión que nos preocupa a padres y pediatras es cómo podemos saber si esos síntomas corresponden o no a una infección por coronavirus, dadas las consecuencias que de ello se desprenden.
¿Qué pasó durante el confinamiento?
Durante las semanas del confinamiento, bajaron de forma espectacular las infecciones entre los niños. No desaparecieron por completo, pero sí disminuyeron de forma muy importante «gracias» al aislamiento social que impuso el estar en casa. También es verdad que coincidió con la primavera, una época del año en la que la bonanza de las temperaturas suele acarrear una disminución de las infecciones respiratorias más típicas del otoño y del invierno.
Empieza el colegio
Para los pediatras -y también para las familias- el inicio de la escolarización en septiembre conlleva que a los 10-15 días empiecen a hacer su aparición las infecciones, predominantemente las infecciones de vías respiratorias altas con los mocos como grandes protagonistas, que a veces no abandonan a los niños durante todo el curso escolar. La gran frecuencia de estos virus respiratorios entre la población infantil -especialmente entre los más pequeños que pueden llegar a tener 10 catarros en un año- hace que en muchas ocasiones no sepamos cuándo ha acabado una infección y cuándo ha empezado otra.
Como os decía, es matemático: empieza el cole y las visitas en Urgencias aumentan de forma exponencial. Cuando ya aprieta el frío, al final del otoño y durante el invierno, llegamos al pico estacional de atenciones urgentes y de infecciones en Pediatría con la presencia del virus respiratorio sincitial (VRS) y la gripe estacional.
En esta ocasión las connotaciones son muy diferentes. En cualquier otro año a estas alturas, los mensajes de los pediatras a las familias se basaban en dos premisas: tranquilizar sobre la banalidad de estos síntomas habituales y en transmitir la necesidad de tener paciencia ante los innumerables cuadros febriles que algunos peques escolarizados -especialmente los 3-4 primeros años de vida- pueden tener.
Síntomas de infección compatibles con covid19
Este año, la pandemia por coronavirus lo cambia todo. Los síntomas principales de la covid19 en los adultos son de tipo respiratorio: fiebre, tos y dificultad para respirar. Sin embargo se han descrito otros síntomas como diarreas, anosmia, o faringitis. En los niños esta variedad de síntomas puede ser infinita, de forma que en resumen, prácticamente cualquier síntoma puede ser una infección por coronavirus en Pediatría.
Esta premisa, que cualquier síntoma pueda ser una infección por covid19 en los niños, nos va a volver locos. A familias y a pediatras. Tenemos la necesidad epidemiológica de controlar la infección, la necesidad social de recuperar ciertas rutinas como la escolarización y la necesidad económica de poder trabajar. Por muchas vueltas que le demos, la realidad es cruda y obliga a testar a muchos niños, a sabiendas que el coronavirus es solamente uno de los miles de virus que pueden «atacar» a nuestros niños durante esta época del año.
En este momento, en nuestro entorno en Catalunya, se están obteniendo PCRs positivas en niños en aproximadamente un 10% de los casos que se están testando. Esto incluye no solamente a los niños sintomáticos sino también a los niños que son testados por ser contacto de un enfermo o en cribados masivos. Así que si jugamos con probabilidades, en realidad la probabilidad de infección es baja, una de cada diez. Pero el significado de esa infección en la comunidad es muy importante: esos niños pueden transmitir a su familia -incluyendo abuelos y gente vulnerable- y ahora que ha empezado el colegio, también a sus compañeros de grupo estable. Hasta ahora la dirección predominante de la infección era de los padres a sus hijos, es decir, los padres se contagiaban fuera del hogar y contagiaban a su vez a sus hijos. Una vez que empieza el cole, si el virus entra en las aulas, el esquema puede cambiar.
¿Qué sería lo ideal?
Creemos que dos cosas. Por un lado conseguir que la transmisión en la comunidad sea tan baja que los niños se infecten realmente muy poco. Lo que pase en la comunidad va a ser determinante de lo que pase entre los niños y en los colegios.
Y en segundo lugar, poder disponer de los tests rápidos antigénicos (parece que ya se están empezando a «mover», esperemos que pronto estén generalizados) para poder diagnosticar de forma rápida y eficiente.
Por lo demás, para vuestra tranquilidad, en la mayoría de los casos, la covid19 en los niños y niñas es mucho más leve y breve que en los adultos, siendo excepcionales las complicaciones.
En el caso de que tu peque tenga síntomas de poder tener alguna infección, es importante que podamos valorarlo, hacer un diagnóstico diferencial ya que el resto de enfermedades no han desaparecido e indicar la realización de un test de PCR cuando las características clínicas y epidemiológicas así nos lo recomienden.
Y recuerda: distancia, mascarilla y lavado de manos.
Vienen unas semanas difíciles para todos…. ¡ánimo a familias y a compañeros pediatras!