
En este artículo hablaremos de dos conceptos muy importantes y que a menudo preocupan a padres y madres: el autocontrol y la regulación emocional. ¿Qué es cada cosa? ¿Cómo trabajar estos aspectos con los más pequeños? ¡Sigue leyendo para averiguarlo!
¿Qué son el autocontrol y la regulación emocional?
El autocontrol es aquella capacidad que nos permite ejercer control o dominio sobre uno mismo, es decir, sobre cómo nos comportamos. En los niños y las niñas, sobre todo, esto implica también la capacidad de gestionar estados de frustración o rabia, evitando que estos se traduzcan en conductas explosivas o inadecuadas.
El autocontrol está muy ligado a la regulación emocional, y a menudo ambas capacidades van de la mano. Disponer de herramientas y recursos eficaces para trabajar el autocontrol, y ponerlos en práctica, posibilitan la regulación emocional en los niños. Sin embargo, la regulación emocional abarca también otros aspectos que veremos a lo largo del artículo.
Por su parte, la regulación emocional es aquella capacidad que nos permite gestionar nuestras emociones de forma adecuada. Es decir, implica entender cómo nos sentimos, entender por qué nos sentimos así, poner en marcha herramientas que nos permitan expresar y gestionar lo que sentimos de forma adaptativa, etc. Una adecuada regulación emocional nos permitirá tener un mayor bienestar personal.
¿Cómo trabajar el autocontrol y la regulación emocional?
Pasamos a la práctica. ¿Cómo podemos potenciar autocontrol y regulación emocional en los niños? Os proponemos una serie de técnicas y estrategias para hacerlo, que deberán adaptarse a la edad de cada niño.
Identificar las emociones
Poner nombre a las emociones posibilita que los niños empiecen a identificarlas y por tanto, a integrarlas y entenderlas. Además, el hecho de incorporarlas en su imaginario, les facilitará empezar a expresar cuando las oigan. Todo ello ofrecerá un orden mental a todo lo que experimentan.
Podemos trabajar la identificación de emociones a través de cuentos, juegos, películas, colores, vídeos … Cuando son más pequeños, sobre todo, puede ser bueno que el niño relacione cada emoción con un color, y incluso que pueda señalar el color (en un panel impreso, por ejemplo) cuando se sienta de una determinada manera (y especialmente cuando el lenguaje no está suficientemente desarrollado). Es importante que los niños empiecen a poner nombre a lo que sienten.
Validar las emociones
También es importante que el niño se sienta apoyado en la emoción que siente, es decir, que se sienta libre para experimentar determinadas emociones, ya que no hay emociones «correctas o incorrectas», en todo caso, hablamos más bien de maneras apropiadas o inapropiadas de expresarlas.
Por eso, en momentos de tensión, será importante validar que el niño se sienta frustrado o enfadado; es decir, debemos comunicarle que es lícito (o normal) que se sienta así, pero que la manera de expresarlo no es la adecuada.
Hablar de emociones en casa
Otra manera de favorecer la regulación emocional y el autocontrol es normalizando las emociones y verbalizando cuando estamos cansados, tristes, enfadados, contentos … Hemos de poder hacerlo ante los más pequeños, que se habitúen a escucharlo , y no reprimir lo que sentimos.
Esto les puede ayudar a expresar con más facilidad como se sienten. Podemos buscar un momento al día (y un espacio) para hablar de cómo estamos, de cómo nos sentimos y de cómo ha ido el día (por ejemplo a la hora de la cena).
Identificar el «punto de no retorno»
Esta estrategia se aplicaría cuando el niño está enfadado, frustrado o enfadado por algo; es importante que aprenda a identificar el momento en el que siente que perderá el control, y que en ese momento pueda aplicar una conducta alternativa.
También puede ir bien que le ponga un nombre al momento de la rabieta (por ejemplo el nombre de un personaje de ficción que le guste).
Potenciar conductas alternativas a la agresión
Existen diferentes conductas que el niño puede aprender a poner en práctica en estos momentos de tensión, es decir, conductas alternativas a la agresión, tales como: respirar profundamente, contar hasta 10, salir del lugar e ir a la habitación, etc.
Estas conductas se las podemos enseñar a los más pequeños a través de diferentes recursos: cuentos, vídeos, juegos, material que podemos encontrar en internet … Es importante que el niño o la niña pueda poner en práctica estas conductas en momentos de calma, para poder aplicarlas posteriormente en el momento más complicado, que será cuando esté en estado de enfado o rabieta.
Laura Ruiz Mitjana
Psicóloga N. Col 26993