Seguro que estos últimos días habéis oído en las noticias el gran incremento de los casos de bronquiolitis entre los más pequeños.
Para nosotras, la bronquiolitis es una vieja enemiga conocida, que sabemos que casi sin excepción, golpea cada año, aunque esta temporada parece que tenga más visibilidad en los medios.
Y decimos casi sin excepción porque las dos temporadas anteriores, en las que la covid fue la gran protagonista, los casos de bronquiolitis fueron inferiores a los habituales y con una distribución temporal un poco atípica.
¿Qué es la bronquiolitis?
La bronquiolitis es una inflamación de la vía aérea de menor tamaño, los bronquiolos, causada en la mayoría de casos por virus estacionales. Los virus implicados en su desarrollo pueden ser múltiples, desde los rinovirus al metapneumovirus, pasando por el que probablemente causa más problemas: el virus respiratorio sincitial (VRS).
Todos estos virus, causan síntomas en la vía aérea y mientras en adultos o niños mayores, puede ser un simple catarro sin complicaciones, en los lactantes -niños menores de 2 años- puede afectar de forma importante a la vía respiratoria baja.
La enfermedad empieza con un cuadro catarral que con el paso de los días evoluciona a las vías bajas ocasionando dificultad para respirar con mayor o menos obstrucción del árbol respiratorio. En los bebés vamos a identificar signos de dificultad respiratoria como aumento de la frecuencia respiratoria (taquipnea), uso de la musculatura auxiliar intercostal notando como las costillas se marcan al respirar (tiraje) y ruidos respiratorios más o menos audibles (roncus, sibilancias, estertores). Puede acompañarse de niveles variables de fiebre. La tos suele estar casi siempre presente y en los casos más intensos, los bebés tienen problemas para poder alimentarse con normalidad puesto que se cansan comiendo.
La evolución de la enfermedad dura entorno a 10 días cuando no hay complicaciones, con un empeoramiento progresivo los primeros días. Tendremos que estar muy atentos a valorar cómo está respirando el bebé, y su estado general. A menudo en este proceso, recomendamos ir explorándolos aproximadamente cada 48h para comprobar el grado de afectación.
Tratamiento de la bronquiolitis
Desafortunadamente en el momento actual, solamente tenemos tratamientos que nos ayudan a combatir los síntomas y mejorar el confort. No hay ningún fármaco que haya demostrado que pueda curar la enfermedad.
Es muy importante dejar que el bebé esté lo más cómodo posible disminuyendo el grado de actividad, haciendo lavados nasales y poniéndole un poco incorporado para dormir. Si tiene fiebre, le daremos antitérmicos. Intentaremos garantizar un aporte líquido y calórico mínimo a veces fraccionando las tomas, es decir facilitando que coma menos cantidad para que no se canse pero ofreciéndolo más a menudo.
Bajo indicación de tu pediatra puede ser de utilidad la medicación inhalada (no es útil en todos los casos, tu médico te lo indicará). Raramente están indicados otros medicamentos como los antibióticos.
Algunos bebés necesitarán ir a urgencias o incluso hospitalizar. Habitualmente es para poder hidratarle y administrarle oxígeno.
Tienen mayor riesgo los bebés que han sido prematuros, los recién nacidos y los que tienen alguna enfermedad previa.
Prevención de la bronquiolitis
Existen vacunas prometedoras en fase muy avanzada que en pocos años nos permitirán controlar mucho mejor las olas epidémicas. Lamentablemente en estos momentos solo contamos con las medidas higiénicas habituales como son el lavado de manos, la ventilación de los espacios, evitar el humo del tabaco y el contacto con personas enfermas.
Te dejamos la información que la Societat Catalana de Pediatria ha creado para informar a las familias y tratar de evitar la transmisión.
Si tienes dudas, consulta a nuestras pediatras.