Seguro que recientemente habéis visto noticias acerca de una bacteria más a la que temer: el estreptococo.

La preocupación surge de una alerta sanitaria de principios de mes en Reino Unido, sobre un incremento del número de infecciones por estreptococo invasivas, originando una mala evolución en muchos niños.

Antes de empezar, os pedimos calma. En nuestro medio por el momento no ha habido una alerta similar, aunque es cierto que ha habido algún caso grave en la Comunidad de Madrid y el Ministerio de Sanidad está vigilando estas infecciones.

 

¿Qué es el estreptococo A?

El estreptococo pyogenes o estreptococo beta-hemolítico del grupo A es una bacteria muy conocida por los pediatra ya que causa las típicas amigdalitis bacterianas y la escarlatina.

Es una bacteria que se encuentra en la faringe de algunas personas y que se transmite por las gotitas de saliva. Aunque algunas personas son portadoras del germen y no desarrollan la enfermedad, en otros casos la infección puede originar dos cuadros clínicos muy frecuentes en la infancia (especialmente en mayores de 2-3 años):

 Amigdalitis aguda: Son las típicas «anginas». Las manifestaciones más habituales son la fiebre y el dolor al tragar. No suele haber síntomas respiratorios como tos y mocos, que orientan más a un origen viral. En la observación de la faringe, es frecuente ver placas pultáceas. Aunque no siempre la presencia de placas, es diagnóstica de esta entidad: otras faringitis o enfermedades como la mononucleosis infecciosa pueden causar también esta apariencia.

 Escarlatina: La escarlatina es una enfermedad exantemática, muy propia también de la infancia. Además de las manifestaciones descritas anteriormente, como fiebre y dolor de cuello -que pueden ser leves y pasar desapercibidas-, la escarlatina origina típicamente una erupción en el cuerpo rojiza, de tacto rugoso, predominante en el tronco y la cara. Después de la fase aguda, se puede producir una descamación de la piel.

Complicaciones del estreptococo

Las complicaciones están relacionadas con la capacidad de las bacterias de invadir otras zonas del cuerpo o de diseminarse dando una infección generalizada como una sepsis. Y por otro lado, causada por una toxina de la bacteria, que puede producir problemas renales o cardiacos a largo plazo.

La mayoría de las infecciones son leves y fácilmente diagnosticadas y tratadas. Muchos niños y niñas y adultos hemos tenido alguna infección estreptocócica. Solamente un porcentaje muy bajo acaban causando complicaciones graves.

Diagnóstico y tratamiento de la enfermedad estreptocócica

Para el diagnóstico de los cuadros clínicos más habituales (amigdalitis y escarlatina), utilizamos unos tests rápidos que consisten en coger una muestra de la mucosa faríngea. Estos tests se utilizan con frecuencia, puesto que a veces por los síntomas no siempre se puede diferenciar de una infección vírica. Realizamos estos tests para saber si se necesita tratamiento antibiótico, puesto que cuando el test es negativo nos sugiere infección vírica y no sería necesario.

El tratamiento de la infección estreptócocica no complicada es sencillo. Se utilizan antibióticos clásicos con pautas sencillas y es un germen que responde muy bien al tratamiento. Generalmente en 24-48h las personas suelen estar asintomáticas y ya dejan de contagiar a otras personas.

Obviamente en casos complicados, el tratamiento será mucho más intensivo. Pero como os decíamos, no es la situación más habitual.

Estos días en Món Pediàtric, estamos viendo muchísimos bebés y niños con infecciones, pero el estreptococo dista mucho de ser el germen más prevalente. Los virus propios de esta época del año como el virus respiratorio sincitial, la gripe o de nuevo, el covid, siguen siendo los más predominantes.

Os dejamos más información en este link con recomendaciones de la Sociedad Española de Infectología Pediátrica. Cualquier otra aclaración, no dudéis en consultar a nuestras pediatras.